A través de esas canciones que casi a diario propone Fernando González Lucini en su muro de Facebook, he descubierto a Iñigo Coppel, getxoztarra residente en Madrid (bueno, en entrevistas he leido que dice haber nacido en Bilbao y me ha dado la impresión de no tener mucho apego a la tierra) . Como era de esperar, tiene su sitio en la web Canción con todos.
De él escribió en julio de 2020 Oscar Cubillo al comienzo de una crónica en El Correo tras una actuación en el Pub Residence: "el romántico, mitómano y dylanita cantautor Coppel". Puedes saber más de él si lees la entrevista que hace ya tiempo le hicieron en Mondosonoro.
y aún queréis saber de mí, aquí está mi testamento: quedará escrito en el viento para quien lo quiera oír. Dejaré, en estos cantos, risas y llantos, mi alegría y mi pasión: son la prueba de que un día, -¡qué gran suerte la mía!-, también tuve un corazón... ...con el que lloré y sufrí; como a todos, la vida me hizo daño, como a todos, me enseñaron los años a querer y a olvidar, a cantar y a reír, y... ¡cómo reí! Yo sé cuánto me quisiste, y sé que fue triste verme roto y sin fe... si en mis días de locura sufriste mi amargura, madre, perdóname, porque ahora que al fin puedo vivir sin miedo, siento que tienes razón: cada sol, cada latido marca el ritmo y da sentido a quien vive su canción. Y sé que lloré y sufrí; como a todos, la vida me hizo daño, pero a todos nos enseñan los años a querer y a olvidar y, sobre todo, a reír, y... ¡cómo reí! Si algún día yo muriera, -Dios no lo quiera-, no lloréis mucho por mí: no me quitan lo cantado y, contra todo lo esperado, morí cuerdo y fui feliz; no me quitan lo cantado, aprendí a estar de mi lado, morí cuerdo y fui feliz.